Einstein decía “loco es aquel que intenta la misma solución muchas veces esperando cada vez un resultado distinto” La restricción o mentalidad de restricción complica mucho más las cosas de lo que piensas. Puede parecer como el único camino y quiero decirte que ENTIENDO por qué puede que pienses así. Créeme, lo entiendo. Estás bombardeado de creencias sociales, influencias de los medios, dinámicas en tu familia puede ser; de que la única manera que puedas mantener tu peso es restringiéndote. 

Puede ser que te resuenen los enfoques que se relacionan con temas de comer por intuición (mindful eating) o aquellos relacionados con erradicar la mentalidad de restricción de la mente pero no te terminas de identificar o piensas que eso a ti no podría aplicar. Pero te digo algo, lo que yo hablo es ciencia. Está comprobado científicamente que restringirte, aumenta el deseo por la comida prohibida. Han salido numerosas evidencias científicas que explican “la mejor es dieta es la que no sabes que estás en una dieta”.

Si entendieras la ciencia detrás del comer, podrías re cablear en tu mente la forma que piensas de la comida. Por ejemplo, algunos ‘tips’ que usualmente te dan para bajar de peso:

  1. elimina los carbohidratos.

  2. elimina todo lo blanco. 

  3. elimina la grasa.

  4. elimina los lácteos.

  5. elimina la carne animal. 

Es decir, la mayoría de los enfoques tienen que ver con eliminar por complemento en vez de disminuir, algo placentero de tu dieta. El problema es el siguiente, el momento en que conscientemente te prohibes de algo, es precisamente cuando más lo empiezas a querer. Por ejemplo, se hizo un estudio en el cual se quería probar si lo que piensas de la comida, afecta cómo comes y se demostró que evidentemente sí lo afecta. Los investigadores compraron dos botellas de vino de $2.00 y le cambiaron las etiquetas ( a una etiqueta le pusieron que era de North Dakota -estado de EEUU que no es muy conocido por sus viñedos y a otra le pusieron que era de California- estado de EEUU que es conocido por sus viñedos). Al final, los participantes del estudio, dijeron que el vino que tomaron de “California” (no era realmente de California) sabía mucho mejor.  Esto nos indica que el poder del pensamiento es enorme. Lo que percibimos del sabor que vamos a tener, tiene un gran impacto en nuestra experiencia del placer con el alimento. 

Si pensamos que debemos comer cierto alimento de manera obligatoria, percibiremos el sabor de manera muy distinta a si lo experimentamos como un alimento que quisiera ingerir o si lo asociamos o internalizamos como algo placentero.  ¿Cómo podría funcionar esto? por ejemplo, “tengo que comer brócoli con pollo por la dieta” vs “voy a comer un delicioso brócoli crujiente con ajo encima con un poco de arroz porque me provoca carbohidrato y un pollo con una salsita casera hecha en casa encima del pollito” Esto cambia totalmente la expectativa que tienes del alimento y por lo tanto tu experiencia con este. En la primera narración, tus expectativas sobre el sabor van a ser muy bajas, te servirás de una manera aburrida, y toda tu experiencia será afectada negativamente por estos pensamientos y por lo tanto quedarás insatisfecho/a después de haber ingerido la comida y pensarás en comer otra cosa y otra cosa porque tu mente no recibió placer y en la segunda narración, tus expectativas van a ser altas, presentarás el alimento de una forma diferente, vas a saborear mucho más y tu experiencia con el alimento va a ser muy distinta y por esto, tendrás una experiencia satisfactoria. Tu mente habrá internalizado que recibió placer y no se quedará pensando en comida. 

Lo que sea que estés comiendo, debe parecerte agradable y emocionante. Si te sientes restringido/a, no invertirás tiempo en la presentación del alimento ni estarás presente a la hora de ingerir el alimento; alimentando todos tus sentidos (vista/ olfato/saber) sino comerás rápido pensando que “¿cuándo podrás comer otra cosa?. Cómo luce tu plato tiene un gran impacto en tu experiencia de satisfacción el alimento. Si lo vez como una obligación porque estás restringido/a no invertirás mucho tiempo en poner el plato bonito, colorido, etc. Y cuando comas lo que no debías comer en la dieta restrictiva que te impusiste, lo harás tan rápido y con tanta culpa que ni te darás la oportunidad de presentarlo de una manera bonita en un plato para nutrir todos tus sentidos. Cuando en realidad podría ser un simple momento de comida en que comiste un brownie, lo disfrutaste y tu día podría continuar normal sin comerte el mundo porque te comiste un brownie y así, este brownie no tendría ningún impacto tanto en tu salud física y mental. Por ejemplo, en un experimento, unos participantes se comieron unos brownies en una servilleta, otros en un plato plástico y otros en un plato lindo y los que se lo comieron en el plato lindo fueron los que mayor satisfacción experimentaron con el brownie, más lento se comieron el brownie y menos pensaron en comerse otro brownie después.

Todos los puntos expuestos anteriormente, son los que de verdad te van a ayudar a mantenerte en tu peso o llegar a tu rango de peso basal (el rango de peso que es natural para ti, al que tu cuerpo busca llegar si comes balanceadamente; el que tu cuerpo necesita estar). Sin embargo, este enfoque de no restringirte puede parecerte irreal.  Hay muchos que me leen y estoy segura piensan: “ ay pero eso es tan irreal o hmm, eso no aplica a mi o bueno, pero yo no podría ni sabría jamás cómo hacer eso o la única manera que yo tengo de no subir de peso es restringiéndome” . Sin embargo, quiero exponerte algunos de los aspectos negativos que trae la mentalidad de restricción a tu salud mental.

  1. INCAPACIDAD de disfrutar momentos hermosos de la vida: Los vez como momentos en los que tuviste éxito o fracasaste dependiendo de lo que comiste.  Sería mejor si fueras al evento o lugar, comieras lo que te provoca hasta estar saciado/a a.  No te pasaría nada. Tu cuerpo no cambiaría por esto. Cuando no le das más comida a tu cuerpo de la que necesita, tu cuerpo no la almacena como grasa. La utiliza para hacer sus funciones. Sin embargo, si no vas a los lugares por la comida, sí habrá un efecto mental o si vas y solo piensas en eso y te sientes restringido/a eventualmente terminarás teniendo alguna sobre ingesta por haberte desgastado tanto pensando en eso. Ya sea porque te quedaste en tu casa para evitar la comida pero lo único que pasó fue que te perdiste de una experiencia de placer que podría quitarle el foco de atención a la comida y pusiste más el foco de atención en la comida y por lo tanto, terminaste comiendo mucho solo/a en tu casa o  puede ser que fuiste al evento pero con un montón de reglas en la cabeza y solo estuviste pensando cómo hacer para no comer en vez de disfrutar de otras cosas. 

  2. MALESTAR con tu cuerpo: Mientras más piensas que no puedes comer, más ansiedad te da por comer, más comes y más te sientes incómodo/a con tu cuerpo. Mientras más piensas que tienes que restringir para perder peso, más piensas en lo que tienes que cambiar de tu cuerpo y mayor insatisfacción sientes y cuando más incomodidad sientes con tu cuerpo, más comes. 

  3. COMPARACIONES: “ X logró la dieta keto” “Y logró no comer carbohidratos por la cena todo el mes” “ Z logró hacer 6 veces ejercicio esta semana” . Tienes que entender que lo que le funciona a cada quien es DISTINTO. Si algo que estás haciendo, te está haciendo pensar todo el día en comida o sentirte como un fracaso o invertir gran parte de tu energía emocional y mental en eso o dejar de disfrutar ciertas cosas, definitivamente eso no es para ti. Si le funcionó a X,Y o Z,  esa persona es un ser individual y diferente a ti y la realidad es que a ti no te funciona y no tiene nada de malo. Lo que te de paz, es lo que te funciona a ti. Y puede ser que no lo has encontrado. 

  4. Pensamientos obsesivos con respecto al cuerpo y a la comida: mientras menos lo piensas, más por intuición comes. ¿Cómo haces para pensarlo menos? No alimentándolo, ya sea que te comparas con gente, buscas información de calorías, vez todo el día eso en redes sociales, hablas de eso, te mides constantemente, te pones reglas. Todo esto aumenta la conciencia de este tema y por lo tanto, los pensamientos obsesivos. En fin, no busques información de calorías si sabes que eso te dispara, no escuches en redes sociales personas hablando sobre “este alimento es bueno o este es malo”, deja de seguir o buscar fuentes de comparación, deja de hablar sobre lo insatisfecho/a que estás con tu cuerpo con todas las personas alrededor tuyo. Háblalo con tu psicólogo/a o con una persona que realmente te entienda pero el “fat talk” constante solo te deja sintiéndote mucho peor con tu cuerpo después de esa interacción.

  5. Sentimientos de fracaso: Si no hay una regla estricta, no voy a sentir culpa y por lo tanto, no me sentiré como un fracaso. Los sentimientos de fracaso, te desmotivan y te hacen querer comer más. 

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